UN ABRAZO...
ANAMILE
En su cesto de costura
tiene mi madre querida
tantos hilos de colores
que a veces me maravilla.
Hay allí una rosa de luz,
como la de los caracoles,
y un amarillo tenaz
como el de los girasoles.
Hay un rojo como no
lo logra sangre ninguna,
y un verde que yo no sé
cuántas praderas anuncia.
Y he visto un azul de tal
palidez, que casi era
como el blanco de los ojos
de mi amada costurera.
Cuando se pone a coser
mi madre luce tan bella,
que no importa el color
que entre sus manos destella.
Emma Pérez
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